martes, 28 de mayo de 2013

Menos cemento, más educación


Foro Caribe Siglo XXI: Educación y ciudadanía

Publicado en el Diario El Heraldo, Barranquilla, 28 de mayo de 2013

 
Menos cemento, más educación

Por: Jairo Soto Hernández
Docente Universidad del Atlántico

La situación es dramática. La ciudad paga hoy el alto precio de haber apostado a un modelo de desarrollo basado en el cemento. Pareciera que nuestros gobernantes compitieran por el record de kilómetros de vías pavimentadas durante su mandato. Mientras tanto, la inversión en la formación de los seres humanos es cada vez más exigua. Nos despertamos cada día con noticias de todo tipo: discriminación, vandalismo, drogas, reyertas, pandillas, alcoholismo, intolerancia, mentira, miedo, robo, corrupción, y un largo etcétera, que nos llevan a un evidente retroceso. Recogemos lo que cultivamos: una sociedad totalmente permisiva, vacía, con prisa por conseguirlo todo, ya y ahora, sin freno moral, sin respeto por los demás, disfrutando con el dolor ajeno, sin disciplina. Pero, las señales que nos llegan del Estado, la familia, las fuerzas militares, la iglesia, los medios de comunicación, la escuela y los gremios económicos, no son las mejores; a pesar que todas estas instituciones están llamadas a ser modelo de comportamiento, ellas enseñan a diario los mismos males de la sociedad en general.

La apuesta urgente es la educación. No da espera invertir en la formación de ciudadanos, que quieran su ciudad, conscientes de sus derechos y de sus libertades fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la dignidad humana, capaces de conciliar sus intereses individuales con los de la comunidad, solidarios, dueños de las destrezas y capacidades necesarias para saber vivir y convivir. Lo anterior sólo es posible con una política pública coherente, constante y humana, porque la valorización de la sociedad se logra con menos cemento y más educación.

Rescatar la familia

 Por: Víctor Herrera Michel
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico

Un sacerdote asesinado de 17 puñaladas, una adolescente que acuchilla a otra embarazada, dos más que se suicidan al ser reprendidos por sus padres, profesores amenazados por alumnos o padres de familia yun joven que apuñala a un conductor de bus porque le reclama el pasaje son hechos aberrantes que hemos presenciado en la ciudad en las últimas semanas y que se constituyen en síntomas de una sociedad enferma y cuyo tratamiento no se circunscribe a ¡más policías!! Como sociedad, nuestro deber es construir un nuevo ciudadano cada vez más responsable, tolerante y participativo. Pero para ello debemos llegar a la célula esencial que es la familia. Y es allí donde radican los primeros problemas. Factores como la pobreza extrema, el hacinamiento, la discriminación social y la falta de oportunidades y de sitios de esparcimiento y recreación unidos al consumo de alcohol, la drogadicción y los embarazos a muy temprana edad están formando un círculo vicioso en torno a lo que era antes la familia y que hoy es un cúmulo de antivalores que redundan en  el comportamiento ciudadano. Es momento de hacer un alto en ese afán mezquino y desaforado de conseguir dinero y fama para enfrentar la descomposición social de nuestras familias. Es la hora de un plan de salvamento. ¡Ojalá no sea tarde!

martes, 7 de mayo de 2013

Por una educación culturalmente pertinente



Diario El Heraldo. Barranquilla
Sección: Foro Caribe Siglo XXI 
 martes 7 de mayo de 2013, pag.  4 B
  

Educación pertinente
Por: Jairo Soto Hernández (Docente Universidad del Atlántico)

Una de las prioridades de la educación en el Caribe colombiano es la de ser culturalmente pertinente; es decir, capaz de adecuar los procesos, contenidos y fines a las condiciones concretas de las comunidades sujeto de las acciones educativas, de modo que no se les apliquen raseros universales con pretensiones de homogeneizar, sino que los proyectos formativos sean correspondientes a las características culturales, sociales, económicas y geográficas propias del contexto Caribe. Es innegable que no se respeta ni valora lo que no se conoce, de tal manera que solo a través de la educación, la sociedad en general, y la escuela en particular deben garantizar las condiciones para que niños y jóvenes aporten a la transformación y desarrollo de las comunidades locales y nacionales, y a la construcción de un mundo más justo y equitativo, comprometidos consigo ellos mismos, con el ambiente, la sociedad y su cultura. La educación debe ser una acción compartida por todos los estamentos de la sociedad, en donde cada actor se esfuerce por garantizar su labor formativa para desarrollar una educación culturalmente pertinente, a fin de garantizar el conocimiento y reconocimiento de lo mejor y más valioso de nuestras raíces y la apropiación, no solo de los contenidos de la cultura mundial y nacional, sino de manera muy especial de lo regional del Caribe colombiano.

Asignaturas Caribe
Por Víctor Herrera Míchel

A propósito de que por estos días se celebra el Día del Maestro, qué bueno el debate sobre si debe existir un pénsum específico para el Caribe colombiano, diferente al ‘estándar’ que utiliza el Ministerio de Educación para toda Colombia, a pesar de que nos reconocemos como un país de regiones. Este pénsum incluiría nuestra propia historia –registrada y contada a la manera nuestra– con nuestros propios personajes, muchas veces ocultos por la historiografía nacional. Tendríamos el análisis sociológico y antropológico del ser Caribe y de nuestra pertenencia a la gran nación de la que forma parte esa mezcla pluriétnica y multicultural que llega más allá de la cuenca del mar Caribe. Sería muy rico un plan de estudios para los colegios de la región alimentado por nuestros literatos (encabezados por el Premio Nobel Gabito), filósofos y poetas. La danza y la música desde nuestros antepasados de la Depresión Momposina hasta los Carlos Vives y Shakira de hoy serían un gran insumo para el desarrollo de las artes. La discusión de los temas de región en relación con el centralismo como modelo de Estado sería otra de las asignaturas importantes. En fin, para ello tendríamos nuestros propios educadores bien preparados por aquello de que “maestro es el que imparte lecciones, profesor el que da clases”.


jueves, 21 de marzo de 2013

No más violencia en las aulas



"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; 
pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos."  
King, Martin Luther


Matoneo, es una palabra de reciente moda en el vocabulario nacional, debido al incremento alarmante en casos de persecución y agresiones que se están detectando en las escuelas, lo que lleva a muchos escolares a vivir situaciones de crisis. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción Escolar 2010-2011, el 17% de los niños y niñas que se retiran del sistema educativo lo hacen por violencia escolar, cifra que resulta alarmante por su crecimiento en los últimos años. El matoneo escolar, llamado también Bullying, vocablo holandés que literalmente significa acoso, se define como el comportamiento en el cual, de manera constante y deliberada se hace que otra la persona se sienta mal, incómoda, asustada o amenazada, agredida, excluida, intimidada e impotente, sin poder llegar a defenderse.

El primero en emplear el término "bullying" en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue el profesor Dan Olweus, quien desarrolló un estudio a largo plazo que culminaría con un completo programa anti acoso para las escuelas de Noruega. Luego, de este estudio pionero, investigadores de todo el mundo, incluyendo nuestro país, han dirigido sus esfuerzos para conocer más profundamente este fenómeno que ha tomado una envergadura preocupante, sin distingo de clases sociales, raza, religión o edad.

No existe en el castellano una palabra capaz de expresar todas las situaciones posibles de Bullying, razón por la que se remplaza con Matoneo escolar, practica de reiterada frecuencia en nuestras instituciones educativas a través de cualquiera de las siguientes acciones: poner apodos / hacer sufrir / agredir / ofender / discriminar / golpear / excluir / patear / burlarse / aislar / empujar violentamente / ignorar / herir/ intimidar / robar / humillar / perseguir / dañar las pertenencias / acosar / aterrorizar / amedrentar / dominar, las cuales según un estudio realizado por la Universidad de Norte a 1462 estudiantes, el 88,7 % de los niños afirman haber presenciado cualquiera de este tipo de acciones; el 19,7% se reconocen como victimarios, y el 47,7% como víctimas.

La situación se vuelve más alarmante en estos tiempos de desarrollo tecnológico (Internet, telefonía móvil y video juegos online), generador de mayor accesibilidad a las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, My Space, Linkedien) las cuales son aprovechadas por niños, niñas y jóvenes como herramientas para el acoso escolar. Es decir aprovechar el ciberespacio para el bullying, o sea un ciberbullying, escenario de encuentro virtual en el cual no es necesario ser fuerte para acosar, con el agravante que la permanencia e insistencia en el acoso, ahora es de 24 horas, exponiendo a la víctima a un ambiente online de gran concurrencia.

Colombia es uno de los primeros países del mundo en tener una Ley que permitirá tratar la violencia escolar desde etapas tempranas, gracias a la aprobación y sanción por el Presidente Juan Manuel Santos, de la Ley de Convivencia Nacional, también conocida como “anti-Matoneo”, en la cual la intimidación escolar comenzará a tratarse como un problema integral; de igual manera se crea un Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar, que consolide las estadísticas locales, regionales y nacionales sobre casos de violencia y abuso sexual, embarazos precoces a nivel nacional, regional y local; y la obligatoriedad de conformar en cada colegio un comité de convivencia integrado por docentes rectores, padres de familia y estudiantes, cuyo trabajo será identificar los casos, brindarles atención y promover la conciliación. También deberán garantizar la aplicación de los manuales de convivencia que deberán ajustarse para que garanticen los derechos de los niños, niñas y jóvenes.

Pero, aun así, no podemos esperar que la sola promulgación de la ley haga el milagro de erradicar el matoneo escolar, se requiere ir más allá, fortalecer un proceso de formación ciudadana para la convivencia pacífica, como un serio compromiso entre los diferentes actores de la vida social, cuyo punto de partida sea revisar el papel que juegan la familia, la escuela, los medios de comunicación, la iglesia, Estado y demás actores la sociedad civil, con una educación para la vida sustentada en valores como la justicia, la libertad, la legalidad, el pluralismo, la tolerancia, el respeto mutuo, la participación, la equidad, la responsabilidad y el sentido de pertenencia.


jairosotohernandez@hotmail.com
espaciocaribe.blogspot.com

martes, 19 de marzo de 2013

Bicentenario y cultura ciudadana

Foro Caribe Siglo XXI 

(Publicado el 19 de marzo de 2013 en la página 2A del diario El Heraldo)

Pensar la ciudad

 Jairo Soto Hernández
Docente de la Universidad del Atlántico.


Próximamente Barranquilla celebrará el Bicentenario de haber sido erigida en Villa; muy a pesar de que la ciudad ha tenido otras distinciones y reconocimientos, como aquel olvidado 7 de octubre de 1857, cuando Barranquilla recibe de la Asamblea Constituyente del Estado de Bolívar la categoría de ciudad; o aquella también desatendida efemérides, del 11 de abril de 1905, fecha de creación del departamento del Atlántico, designando a Barranquilla como su capital, ratificada en 1910 con la creación definitivamente del departamento. Por último, pero de gran importancia, la fecha del 17 de agosto de 1993, cuando se eleva a Barranquilla a la categoría de Distrito Especial, Industrial y Portuario. Sin embargo, esta celebración del Bicentenario, además de lo festivo, es una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nuestra ciudad, mirándola en el espejo de su historia. 

Son muchas las razones que tenemos para pensar la ciudad y participar activamente en la búsqueda de soluciones a sus problemas: necesitamos leer sus imaginarios colectivos y representaciones simbólicas generadoras de sentido de pertenencia, reflexionar las relaciones que la dinamizan y la complejizan, construir entre todos la ciudad que queremos, aprender a convivir en ella, soñarla y proponerla, hacerla objeto de nuestras utopías individuales y colectivas. Esta celebración debe ser punto de partida para articular las visiones de ciudad de cada uno de los sectores de la sociedad barranquillera y definir metas a corto, mediano y largo plazo, en búsqueda de una ciudad más amable, incluyente, competitiva, ambientalmente sostenible y educadora.

Un gran propósito

Víctor Herrera Michel
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico

Varios son los propósitos que pudieran mencionarse como objetivo del Bicentenario de Barranquilla, no solo para celebrar los 200 años –que ya pasaron– desde su erección en Villa, sino, sobre todo, cómo proyectarnos a los 200 que ahora comienzan y sobre los cuales sí podemos influir como sociedad. Aparte de la celebración en su día específico con espectáculos públicos y privados llenos de artistas, podríamos esperar la enunciación –por fin– de un plan estratégico o de los planes maestros de movilidad, portuario o del centro histórico, o de generación de desarrollo y empleo o de lucha contra la pobreza. Pero creemos que hay una necesidad apremiante cuya concreción debemos iniciar cuanto antes a fin de garantizar un mejor futuro. Se trata de una gran revolución en el tema de la cultura ciudadana. Esta debe comenzar mediante un propósito colectivo que, basado en los principios y valores de los barranquilleros, sepa diseñar un derrotero en donde todos tengamos que desempeñar el papel de educadores: desde los medios de comunicación, hasta los líderes de los diferentes cultos religiosos, pasando por profesores, padres de familia y dirigentes de los sectores público, privado y académico. Se trata en realidad de construir un nuevo ciudadano, capaz de convivir y progresar mediante el respeto, la solidaridad y la tolerancia.

-----------------------------------

miércoles, 13 de febrero de 2013

Carnaval y Educación

 Foro Caribe Siglo XXI
 (publicado el 12 de febrero en la página Editorial del Diario El Heraldo de Barranquilla) 


 De espaldas a la tradición de Momo

Por:  Jairo Soto Hernández
Docente Universidad del Atlántico
Muy a pesar de que el Carnaval es el más importante ordenador de la vida de la ciudad –no únicamente desde lo estético sino también desde lo social– que en él se mantienen danzas de gran tradición familiar, importantes manifestaciones musicales del Caribe y cientos de disfraces de los cuales estudiantes, docentes y padres de familia forman parte, el Carnaval está ausente en la mayoría de las instituciones educativas e involucrar sus contenidos al currículo pareciera una práctica extraña, quizá porque nos acostumbramos a verlo sólo como diversión, desorden, ron, música y verbena o porque el concepto de educación que se tiene no supera el ámbito rígido de las cuatro paredes del aula de clase. Si existen estas fortalezas creativas ¿por qué la sociedad en general y la escuela en particular le siguen dando la espalda al Carnaval como referente pedagógico para construir ciudad y ciudadanía y como elemento generador de sana convivencia en Barranquilla? El reto es asumir al Carnaval como un laboratorio pedagógico para la formulación de propuestas que aborden y asuman la realidad como contenedora de educación desde una perspectiva múltiple y diversa, que abra a los niños, niñas y jóvenes, la posibilidad no sólo de disfrutar la fiesta, sino de poder conocerla, respetarla y valorarla, al tiempo que se forman como ciudadanos de manera integral.


Y después de las fiestas ¿qué..?
  Por: Víctor Herrera Michel

Fue aleccionador asistir al primer Encuentro Nacional de Experiencias de Carnaval y Educación que se realizó recientemente en Barranquilla. Pues allí se expusieron vivencias de varias instituciones de educación –incluso de Bogotá– sobre este proceso cultural reconocido por la Unesco en función de la labor académica. Pero lo más importante es que pudimos comprender que el Carnaval no se puede limitar a los 4 días de cada principio de año y como antesala a la Semana Santa. Debe trascender y entonces como sociedad nos deberíamos preguntar: ¿Qué nos queda después de pasadas las fiestas? Sería muy triste y lamentable que solo resultaran guayabos, deudas, embarazos no deseados, delitos de todo tipo, abusos sexuales y maltrato intrafamiliar, entre otros. Es hora de saber qué papel juega el Carnaval –como elemento de integración social de mayor reconocimiento y significación en la ciudad– dentro de la construcción de ciudadanía de nuestras nuevas generaciones. Sobre todo porque es mucho lo que pudiera aportar en el currículo escolar en materias como historia, geografía, cultura, música, folclor, danzas, artes plásticas o filosofía. Y en la práctica de algunas de sus danzas puede formar valores como el sentido de pertenencia, la apropiación de lo nuestro, elevación de la autoestima, trabajo en equipo, relaciones interpersonales, tolerancia, respeto, etc.

viernes, 11 de enero de 2013

San Jacinto: una fiesta del pensamiento



“(…) los encantos de una tierra santa y un cielo divino,
donde bailan gaita y se toca la cumbia, eso lo sentimos”
Hernán “El corroncho” Villa
La cuna de Landero

En Colombia, siempre tenemos un motivo para celebrar, comer, beber y bailar, no importa cuál sea la época del año, siempre tenemos un reinado, feria, festival o carnaval en cualquier lugar de nuestra geografía. Los motivos de estos encuentros festivos son múltiples: la chicha, el mango, el arroz, la ciruela, el diablo, un santo patrono, etc. Pero en San Jacinto, en las montañas de María, en el primer puente festivo del año, el encuentro es con nuestras raíces, con el ser Caribe que habita en cada uno de nosotros. Allí la fiesta es del pensamiento, una tradicional cumbre del arte, la cultura y el conocimiento, la cual se realiza desde el 2007.

Este año, la séptima versión de la fiesta del pensamiento rindió homenaje al científico sanjacintero Regino Martínez-Chavanz, graduado como Doctor en Física de la Universidad de la Sorbona de París, con una tesis doctoral en el área de la relatividad general, y vinculado durante muchos años a la Universidad de Antioquia como Docente e investigador, radicado actualmente en la capital francesa, en donde se desempeña como investigador de la Universidad de París-VII. Sus aportes e investigaciones han tratado de llenar el vacío que tenemos en lo relacionado con la epistemología de la física en Colombia. Sus últimos años los dedica al interesante trabajo científico del también científico colombiano Julio Garavito

La programación contó con destacadas conferencias y conferencistas, entre las cuales vale mencionar la de Tomás Rada Crespo, docente de la Universidad del Norte, quien disertó acerca de “La investigación de la física en Colombia”, seguido por el filósofo Eduardo Bermúdez, docente de la Universidad del Atlántico, leyó su ponencia “Epistemología en Colombia en la perspectiva de  Regino Martínez” y por el sociólogo Jairo Solano con la charla “La epistemología de la física vista con ojos caribeños”, para finalizar la jornada académica matinal el joven estudiante de física de la Universidad nacional de Colombia Leonardo Vásquez Martínez. Se lució con la presentación de su ensayo “Elementos pedagógicos de la física en la obra Regino Martínez”. El cierre de la primera jornada estuvo a cargo del maestro Adolfo Pacheco Anillo, quien por solicitud el Doctor Martínez Chavanz interpretó tres de sus más recordadas composiciones: La Hamaca Grande, El Mochuelo y Lirio blanco.

Luego de un degustar un mote de queso, manjar de la gastronomía montemariana, emprendimos la jornada vespertina cuya apertura estuvo a cargo del cantautor Hernán Villa Ortega, popularmente conocido como “El Corroncho”, a quien se les hizo un reconocimiento por sus obras musicales, una de las cuales está incluida en el álbum ganador del reciente Grammy Latino en la modalidad Cumbia vallenato, Juan Piña. Desde Francia llegó el periodista y escritor Julio Olaciregui, quien presentó un recuento de su hermandad con el maestro Regino, la cual tituló “París: Amistad, ciencia y Mito”, seguido por el filósofo Numas Armando Gil, docente de la Universidad del Atlántico con el ensayo “Del Instituto Rodríguez a la Sorbona”.

Al caer la noche del sábado 5 de enero, en las instalaciones del Teatro Santa Isabel, la poesía se dio cita. Federico Santo Domingo de  Barranquilla,  Argemiro Menco Mendoza y Rene Arrieta de Cartagena, José Luis González, Antonio Dumett y Julio Sierra Domínguez de Sincelejo,  Alexandra  Adres de Tolú y el Maestro José Ramón Mercado de Ovejas.

Estando en la tierra de la hamaca grande, no podía faltar el espacio para los grupos musicales de gaitas y acordeones, de compositores y cantantes que tanta gloria le han dado a San Jacinto en escenarios nacionales e internacionales, se entregaron reconocimientos a importantes cultores del folclor Caribe, entre ellos, el acordeonero Rodrigo Rodríguez, ganador del reciente premio Grammy Latino en la modalidad Cumbia vallenato, en compañía de Juan Piña, al maestro Juan “Chuchita” Fernández, voz líder de los gaiteros de San Jacinto y premio Nacional de Cultura 2012, de igual manera de distinguió al maestro Antonio García  integrante de los auténticos Gaiteros de San Jacinto

El cierre de la séptima versión de la fiesta del pensamiento, espacio de diálogo y reflexión acerca del acontecer artístico y cultural de los pueblos de los Montes de María, preparada cuidadosamente por los miembros del Club Socio Cultural y Deportivo Los Maestros, con el liderazgo de Numas Armando Gil Olivera, Alfonso Hamburger y Tomás Vásquez, estuvo a cargo de los docentes e investigadores de la Universidad del Atlántico: Milton Zambrano Pérez, German Rodríguez Holguín, Adriana Carrasquilla y quien escribe estas líneas, quienes reflexionamos  acerca de la geografía y la cultura del caribe colombiano. El cierre a cargo de Samuel Reyes, con sus “Apuntes sobre el “corronchismo” y Wilfredo Rosales, “La biblia del vallenato”.

Definitivamente, estos dos días de oferta cultural gratuita, en donde se pudo disfrutar de expresiones artísticas para todos los públicos y para los amantes de todos los géneros del arte la cultura y el conocimiento, tiene la magia de hacernos prometer pronto regreso a tierras sanjacinteras.

espaciocaribe.blogspot.com

viernes, 4 de enero de 2013

Carnaval de Riosucio: fiesta a un Diablo alegre y gozón



A Norman Alarcón, diablito luchador

Una de las características culturales de Latinoamérica es el sincretismo religioso, el cual se inició con la llegada de los españoles, quienes traían su Dios propio y se encontraron con dioses distintos del suyo y con unos aborígenes cuya religiosidad no tenía nada que ver con los ritos, íconos, símbolos y creencias del cristianismo. Pero, además de Dios, los españoles también trajeron al diablo.

Antes que el diablo de los colonizadores llegara a América ya tenía una larga y amplia presencia en la cultura europea, de donde provenía. El diablo europeo fue transformado por la cultura indígena de tal manera que resulta irreconocible. Indígenas y afroamericanos no encontraron obstáculos para adaptar el simbolismo cristiano a sus propias maneras de ver e interpretar su mundo. Es probable que no comprendieran del todo los nuevos símbolos, pero los adaptaron a sus necesidades.

El diablo, como personaje festivo, tiene presencia en casi todo el territorio colombiano; casi siempre aparece danzando y cantando. Lo han visto en ceremonias de la Semana Santa, en la fiesta del Corpus Cristi y en todo carnaval o fiesta popular que se realiza por estos lares. Entre las más reconocidas presencias de Lucifer en la cultura colombiana se destaca el Carnaval de Riosucio (Caldas) una verdadera muestra de tradición en donde la realidad se burla y se altera a través de la magia de la danza, el disfraz, la palabra, la poesía y la música.

Los orígenes de esta fiesta declarada Bien de Interés Cultural de la Nación, se remontan a la época de la Colonia, fruto de la enemistad entre dos pueblos: Quiebralomo Real de Minas, población mulata, uno de los reales de minas más ricos de América en el siglo XVI administrado por los españoles al servicio del rey de España, y La Montaña, pueblo indígena, los cuales luego de un siglo de confrontación y gracias a la intervención de dos sacerdotes católicos, quienes amenazaron a los habitantes de los dos pueblos con la condena eterna de seguir en guerra, acabaron compartiendo territorio, dando así el origen a la actual población de Riosucio.

Para sellar el pacto de paz entre los dos pueblos, estos se juntaron en las festividades de Reyes Magos en 1847, mutando hacia la fiesta del diablo, uno mestizo que se nutrió de las danzas ancestrales africanas, de los ceremoniales indígenas al sol y la tierra, de la tradición de los europeos que venían en busca de la libertad y que vieron en América, su paraíso.

El Diablo de Riosucio recoge elementos del diablo judeocristiano, pero conceptualmente no está ligado a la significación del Mal, pues él es el guardián de la fiesta. El Carnaval de Riosucio se inicia en julio con el Decreto de instalación de la República del Carnaval y culmina en enero, con el Testamento, despedida del jolgorio que se hace con el Entierro del Calabazo y la Quema del Diablo, con lo cual se da fin al embrujo del “guarapo” o chicha fuerte de caña y se acepta el final del reinado del Diablo… hasta el próximo Carnaval.

El Carnaval está regido por un gobierno soberano, compuesto por presidente, alcalde y funcionarios, autoridades que deben ser obedecidas por propios y extraños. Es el encargado de emitir leyes con disposiciones que decretan paz, fraternidad y alegría. Además del Gobierno soberano, la República del Carnaval tiene en el matachín, el decretero, el voceador, el abanderado, los cuadrilleros y los dirigentes de la cuadrilla juvenil e infantil, sus personajes principales, al ser ellos los hacedores de la fiesta.

El Carnaval de Riosucio tiene lugar cada dos años alrededor del seis de enero y se estructura como un extenso poema dramático escrito colectivamente por los “matachines” o carnavaleros de más honda mística y capacidad literaria. El eje de la fiesta es el Diablo, pero no se trata de un Diablo religioso, ni tampoco es una fiesta anticristiana. El Carnaval no toca la religiosidad de los hombres, pues este diablo es el espíritu bueno de una tradición centenaria y custodio simbólico de la fiesta. Se le erige como figura central para luego quemarlo, en actos ceremonialmente juguetones, resultado de dos años de preparación en busca de mantener viva la tradición de un pueblo que vive y vibra al ritmo endiablado de su Carnaval.

E-mail: jairosotohernandez@hotmail.com