jueves, 21 de marzo de 2013

No más violencia en las aulas



"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; 
pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos."  
King, Martin Luther


Matoneo, es una palabra de reciente moda en el vocabulario nacional, debido al incremento alarmante en casos de persecución y agresiones que se están detectando en las escuelas, lo que lleva a muchos escolares a vivir situaciones de crisis. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción Escolar 2010-2011, el 17% de los niños y niñas que se retiran del sistema educativo lo hacen por violencia escolar, cifra que resulta alarmante por su crecimiento en los últimos años. El matoneo escolar, llamado también Bullying, vocablo holandés que literalmente significa acoso, se define como el comportamiento en el cual, de manera constante y deliberada se hace que otra la persona se sienta mal, incómoda, asustada o amenazada, agredida, excluida, intimidada e impotente, sin poder llegar a defenderse.

El primero en emplear el término "bullying" en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue el profesor Dan Olweus, quien desarrolló un estudio a largo plazo que culminaría con un completo programa anti acoso para las escuelas de Noruega. Luego, de este estudio pionero, investigadores de todo el mundo, incluyendo nuestro país, han dirigido sus esfuerzos para conocer más profundamente este fenómeno que ha tomado una envergadura preocupante, sin distingo de clases sociales, raza, religión o edad.

No existe en el castellano una palabra capaz de expresar todas las situaciones posibles de Bullying, razón por la que se remplaza con Matoneo escolar, practica de reiterada frecuencia en nuestras instituciones educativas a través de cualquiera de las siguientes acciones: poner apodos / hacer sufrir / agredir / ofender / discriminar / golpear / excluir / patear / burlarse / aislar / empujar violentamente / ignorar / herir/ intimidar / robar / humillar / perseguir / dañar las pertenencias / acosar / aterrorizar / amedrentar / dominar, las cuales según un estudio realizado por la Universidad de Norte a 1462 estudiantes, el 88,7 % de los niños afirman haber presenciado cualquiera de este tipo de acciones; el 19,7% se reconocen como victimarios, y el 47,7% como víctimas.

La situación se vuelve más alarmante en estos tiempos de desarrollo tecnológico (Internet, telefonía móvil y video juegos online), generador de mayor accesibilidad a las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, My Space, Linkedien) las cuales son aprovechadas por niños, niñas y jóvenes como herramientas para el acoso escolar. Es decir aprovechar el ciberespacio para el bullying, o sea un ciberbullying, escenario de encuentro virtual en el cual no es necesario ser fuerte para acosar, con el agravante que la permanencia e insistencia en el acoso, ahora es de 24 horas, exponiendo a la víctima a un ambiente online de gran concurrencia.

Colombia es uno de los primeros países del mundo en tener una Ley que permitirá tratar la violencia escolar desde etapas tempranas, gracias a la aprobación y sanción por el Presidente Juan Manuel Santos, de la Ley de Convivencia Nacional, también conocida como “anti-Matoneo”, en la cual la intimidación escolar comenzará a tratarse como un problema integral; de igual manera se crea un Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar, que consolide las estadísticas locales, regionales y nacionales sobre casos de violencia y abuso sexual, embarazos precoces a nivel nacional, regional y local; y la obligatoriedad de conformar en cada colegio un comité de convivencia integrado por docentes rectores, padres de familia y estudiantes, cuyo trabajo será identificar los casos, brindarles atención y promover la conciliación. También deberán garantizar la aplicación de los manuales de convivencia que deberán ajustarse para que garanticen los derechos de los niños, niñas y jóvenes.

Pero, aun así, no podemos esperar que la sola promulgación de la ley haga el milagro de erradicar el matoneo escolar, se requiere ir más allá, fortalecer un proceso de formación ciudadana para la convivencia pacífica, como un serio compromiso entre los diferentes actores de la vida social, cuyo punto de partida sea revisar el papel que juegan la familia, la escuela, los medios de comunicación, la iglesia, Estado y demás actores la sociedad civil, con una educación para la vida sustentada en valores como la justicia, la libertad, la legalidad, el pluralismo, la tolerancia, el respeto mutuo, la participación, la equidad, la responsabilidad y el sentido de pertenencia.


jairosotohernandez@hotmail.com
espaciocaribe.blogspot.com

martes, 19 de marzo de 2013

Bicentenario y cultura ciudadana

Foro Caribe Siglo XXI 

(Publicado el 19 de marzo de 2013 en la página 2A del diario El Heraldo)

Pensar la ciudad

 Jairo Soto Hernández
Docente de la Universidad del Atlántico.


Próximamente Barranquilla celebrará el Bicentenario de haber sido erigida en Villa; muy a pesar de que la ciudad ha tenido otras distinciones y reconocimientos, como aquel olvidado 7 de octubre de 1857, cuando Barranquilla recibe de la Asamblea Constituyente del Estado de Bolívar la categoría de ciudad; o aquella también desatendida efemérides, del 11 de abril de 1905, fecha de creación del departamento del Atlántico, designando a Barranquilla como su capital, ratificada en 1910 con la creación definitivamente del departamento. Por último, pero de gran importancia, la fecha del 17 de agosto de 1993, cuando se eleva a Barranquilla a la categoría de Distrito Especial, Industrial y Portuario. Sin embargo, esta celebración del Bicentenario, además de lo festivo, es una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nuestra ciudad, mirándola en el espejo de su historia. 

Son muchas las razones que tenemos para pensar la ciudad y participar activamente en la búsqueda de soluciones a sus problemas: necesitamos leer sus imaginarios colectivos y representaciones simbólicas generadoras de sentido de pertenencia, reflexionar las relaciones que la dinamizan y la complejizan, construir entre todos la ciudad que queremos, aprender a convivir en ella, soñarla y proponerla, hacerla objeto de nuestras utopías individuales y colectivas. Esta celebración debe ser punto de partida para articular las visiones de ciudad de cada uno de los sectores de la sociedad barranquillera y definir metas a corto, mediano y largo plazo, en búsqueda de una ciudad más amable, incluyente, competitiva, ambientalmente sostenible y educadora.

Un gran propósito

Víctor Herrera Michel
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico

Varios son los propósitos que pudieran mencionarse como objetivo del Bicentenario de Barranquilla, no solo para celebrar los 200 años –que ya pasaron– desde su erección en Villa, sino, sobre todo, cómo proyectarnos a los 200 que ahora comienzan y sobre los cuales sí podemos influir como sociedad. Aparte de la celebración en su día específico con espectáculos públicos y privados llenos de artistas, podríamos esperar la enunciación –por fin– de un plan estratégico o de los planes maestros de movilidad, portuario o del centro histórico, o de generación de desarrollo y empleo o de lucha contra la pobreza. Pero creemos que hay una necesidad apremiante cuya concreción debemos iniciar cuanto antes a fin de garantizar un mejor futuro. Se trata de una gran revolución en el tema de la cultura ciudadana. Esta debe comenzar mediante un propósito colectivo que, basado en los principios y valores de los barranquilleros, sepa diseñar un derrotero en donde todos tengamos que desempeñar el papel de educadores: desde los medios de comunicación, hasta los líderes de los diferentes cultos religiosos, pasando por profesores, padres de familia y dirigentes de los sectores público, privado y académico. Se trata en realidad de construir un nuevo ciudadano, capaz de convivir y progresar mediante el respeto, la solidaridad y la tolerancia.

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