lunes, 10 de agosto de 2009

La Ecología: entre lo natural y lo social


Hoy la naturaleza sufre las consecuencias de una sociedad deficientemente organizada. No afrontamos la naturaleza con el conocimiento alcanzado por las ciencias y mostramos en el abuso a ella, un gran desconocimiento de las leyes que regulan los procesos naturales.

La inadecuada utilización de la ciencia y la tecnología nos ha llevado a una gran crisis: agotamiento de los recursos naturales y la zozobra que causan los desechos y subproductos no degradables (contaminación). La crisis de la naturaleza ha sido canalizada como objeto de estudio por la ecología y es alrededor de ella, donde giran inquietudes y preocupaciones por la destrucción de nuestro hábitat.

La ecología es una ciencia relativamente nueva y con un ascenso vertiginoso, pero cuenta con una gran publicidad gracias al carácter apocalíptico de sus predicciones, lo que nos obliga a analizar su proceso de rápido avance.

El término ecología es, etimológicamente, un vocablo compuesto por Oikos que significa: Casa, habitación y logos que significa razón, tratado, fue utilizado por primera vez por el biólogo y filósofo Alemán Heinrich Haeckel (1834 – 1914), para explicar las relaciones del organismo con su ambiente.

Hasta ese momento le ecología estaba inscrita en las ciencias naturales, pero a partir de los años cincuenta hace su incursión en las ciencias sociales para tratar de explicar las relaciones de una especie única –el hombre – con su ambiente, comenzando ahí los problemas en su configuración como ciencia.

Cuando se dice que la ecología es una ciencia nueva se da por sentado que tiene problemas propios en su desarrollo: por una parte su reciente sistematización en las ciencias naturales y por otra, cuando trata de explicar las relaciones del hombre con su medio natural y demás organizamos vivos, lo que ha ocasionado crisis en cuanto a su método y competencia.

Ahora, bien, son distintos el problema de la Ecología y la problemática ambiental, esta última surgida de la interacción naturaleza – sociedad. En el libro: “Ecología y pensamiento revolucionario” afirma Murray Bookchin (1921 2006) “Los desequilibrios que el hombre ha causado en el mundo natural, tienen origen en el mundo social” por tanto la expresión reflexiva de esta problemática toma un carácter político, desde donde se legitiman o encubren elementos de dominación de acuerdo al grupo que ostente el poder.

En este sentido según el biólogo Guillermo Hoyos: “La Ecología no puede consolidarse porque se ha dedicado a describir fenómenos sin llegar a la verdadera causa que los provocan”.

Resulta demasiado fácil pasar al alarmismo como falsa apreciación del deterioro ambiental, para poder de este modo llamar la atención de tecnólogos y planificadores, pero no con el objetivo de cuidar o acabar con las fuentes reales de contaminación que tantas muertes y enfermedades ocasionan al mundo, sino para que la inversión a largo plazo no se vea comprometida con la contaminación y para poder seguir produciendo y exportando mercancías sin importar los traumas irreversibles que pueda provocar en el ecosistema. Todo lo anterior en nombre del “desarrollo”.