miércoles, 13 de agosto de 2008

Orlando Fals Borda:Gran maestro de las Ciencias Sociales.




En el año 2002 por invitación de la Universidad Nacional de Colombia participe como ponente en el Seminario Internacional Dimensiones Territoriales de la Guerra y la Paz en Colombia, evento cuyo conferencista central era Orlando Fals Borda. Esa fría mañana bogotana, el maestro disertó acerca del Reordenamiento territorial y conflicto en Colombia, fue una exposición brillante, cargada de sabiduría, sencillez y profundo conocimiento de la realidad del país.

Al finalizar la charla, fue abordado por la mayor parte de los asistentes. “una fotico para la historia maestro”, repetían una y otra vez. Espere pacientemente y cuando ya se disponía para abandonar el Auditorio del Centro de Convenciones Alfonso López Pumarejo, ubicado en el primer piso del Edificio Uriel Gutiérrez, lo salude y le solicité una cita para una entrevista, la cual me concedió esa misma mañana, alrededor de un tinto, en la cafetería del Centro de Convenciones.

La primera grata impresión que me dejó el contacto directo con el maestro esa mañana de septiembre, fue la de un hombre sabio, un costeño con pinta de cachaco, un hombre dispuesto a compartir sus pensamientos, un ser humano cálido e inquieto, apasionado por la literatura y la música, orgulloso de sus raíces caribeñas, capaz de combinar con lucidez el pensamiento científico y la acción política.

A Orlando Fals Borda lo conocí como muchos conocemos a nuestros mejores maestros: a través de un libro. Eran los comienzos de los años ochenta del siglo pasado, siendo un estudiante de la universidad del Atlántico y en uno de los "grupos de estudio", que por entonces se multiplicaban en los medios académicos, leímos con gran entusiasmo el libro Historia doble de la Costa, cuyos cuatro volúmenes se produjeron entre 1976 y 1988, un estudio histórico del Caribe colombiano, en el que de manera novedosa creó una obra artístico-científica que se puede leer como dos textos por separado o como uno solo. Tiene dos canales: el A, de las páginas pares, y el B, de las impares. Por el canal A, aparece su faceta de literato, de artista, de hombre de anécdotas y descripción; y por el canal B, el científico social, el teórico que se formó como doctor en sociología. En la primera parte de corte autobiográfica, encontramos anécdotas que marcaron su vida, sus primeros pasos en la disciplina y el acercamiento a los campesinos. En la segunda, se le observa, de manera formal, en los ámbitos sociológico y político.

Para mí fue un libro revelador y provocador. Fue el primer Fals Borda que leí. Sin conocer su rostro ni su voz, me convertí en uno más de sus discípulos a distancia, un lector juicioso de sus trabajos y un admirador de su postura ideológica y de la sencillez de su escritura.

Le conté este episodio de mi primer acercamiento a su obra y me dijo. “Encontré muy adecuada y oportuna la posibilidad de combinar la vuelta a mi tierra con la utilización del conocimiento que había adquirido; podía así recuperar las raíces de mi propia cultura, que antes había descuidado».

Al interrogarle acerca de la Historia Doble de la Costa, me dijo «Los cuatro tomos fueron resultado de un duro trabajo de 12 años, en un proceso en el que fueron casando materiales e ideas para, simultáneamente, hacer la descripción y la interpretación. Fue un verdadero parto intelectual, condicionado a los descubrimientos y las vivencias que iba teniendo cotidianamente, más que a una racionalidad específica; no practiqué reglas concretas para que eso ocurriera, fue un reto a mi creatividad personal, difícil de explicar».

Hoy, al enterarme de su sensible fallecimiento, he vuelto a sacar de mi memoria los recuerdos de esas dos horas de entrevista con el gran maestro de las Ciencias Sociales en Colombia y uno de los hijos más notables del Caribe colombiano


E-mail: jairosotohernandez@hotmail.com

martes, 6 de mayo de 2008

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jueves, 1 de mayo de 2008

Por una ciudad para los niños y las niñas.





Al “Profe”
Julio Adán Hernández
Por creer en ellos.

En Barranquilla y la mayor parte de las ciudades del país y del mundo, el niño no es considerado un ciudadano. En ellas, sólo los habitantes más “fuertes” (adultos) son invitados a participar en la búsqueda de soluciones a los problemas de la urbe, mientras que los niños y las niñas permanecen “invisibles”, desconociendo que ellos son capaces de interpretar sus propias necesidades y aportar en la transformación de la ciudad.

Muy a pesar de los mandatos constitucionales, donde se deja explícito que "los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás", de la declaración de los derechos de niños/as, ratificada a través de la Ley 12 de 1990, de la recientemente promulgada Ley de Infancia y Adolescencia, y de los muchos convenios internacionales suscritos por nuestros gobernantes, la niñez y los jóvenes no son partícipes de los procesos de planificación y toma de decisiones. Se les ofrecen muy pocas oportunidades para influir en el presente y orientar el futuro.

Por eso, experiencias realizadas en Barranquilla como: el Foro de Filosofía organizado en el Instituto Pestalozzi; el Foro Jóvenes Gestores de paz desde la escuela del Colegio Metropolitano de Barranquilla, el Foro Violencia y Sociedad de la Institución Educativa Alejandro Humboltd; el proyecto de investigación ciudadana del Colegio Jorge Isaac, la propuesta de cultura ciudadana de la institución Educativa del Barrio Simón Bolívar, el Foro Estudiantil Barranquilla: pasado y presente liderado por estudiantes del Liceo Los Comuneros, y tantas otras experiencias que se quedan en el anonimato o “invisibilizadas” socialmente, son muestra “... de la fuerza de la vida que se niega a dejarse amortajar, al fin y al cabo los lideran jóvenes, niños y niñas quienes se arriesgan a soñar, diseñar y disoñar mundos posibles”.

En Barranquilla, la experiencia más sistemática y exitosa en busca de generar una cultura que reconozca al niño como ciudadano, es sin lugar a dudas Voz Infantil – Hola Juventud, proceso comunicativo – educativo orientado por el pedagogo Julio Adán Hernández, con más de 30 años de implementación, el cual se ha venido desarrollando a través de acciones comunicativas formativas, con el iniciatico propósito de aportar a un necesario cambio de actitud de la ciudadanía, frente al papel de la niñez en la sociedad actual, con la clara invitación a repensar las relaciones de ellos, con la familia, la escuela, la sociedad y los medios de comunicación.

Hacer de Barranquilla una ciudad para los niños/as, supone “construir” una ciudad segura, respetuosa del ambiente y de la vida, democrática, de libre participación, o sea una ciudad educadora, una ciudad más humana para todos, en donde niños/as y jóvenes sean sujetos plenos de derecho, protagonistas de la ciudad y priorizados en las acciones del gobierno y la sociedad.

El pedagogo italiano Francesco Tonucci afirma que: “Los niños son los que son educados; un niño es niño dentro de un proceso de educación porque será grande. Vale por lo que será. Esto es así en todos los proyectos educativos. Es decir, ayudarlo a cambiar. Es el futuro ciudadano. Esta es su condena. Porque es un futuro ciudadano, a pesar de que exista desde hace diez años...” No se trata de desaparecer el concepto de niño estudiante, sino generar conciencia acerca de la realidad de la niñez en presente, hoy y ahora. Es decir como es él hoy, con las necesidades que tiene hoy.

Se busca en última, de asumirlos como ciudadanos, con el mismo convencimiento del educador Julio Adán Hernández Montealegre, cuando afirma que ellos pueden “... romper esquemas, trabajando para demostrar que también cuentan y que con su participación son capaces de apostarle a la esencia, a la historia y a las manifestaciones significativas de su colectividad”, ellos pueden mostrarnos lo que más le falta a la ciudad, nos pueden dar pistas, ideas para las soluciones, no se trata que ellos tengan las capacidades para planificar una ciudad, quizás no tengan las competencias para solucionar todos los errores que hemos cometido los adultos, pero podemos darles el protagonismo que les corresponde como ciudadanos y usuarios de la ciudad.

Los niños no son adultos chiquitos, no. Ellos son más sensibles a las inequidades del desarrollo, sobre todo en ciudades como las nuestras, y les toca pagar un precio muy alto por el modelo de desarrollo insostenible que los adultos hemos adoptado. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, debemos dejar de asumirlos como simples víctimas inocentes de la situación actual y empezar a ser conscientes de su enorme potencial, para la creación de una ciudad mejor. Los niños y niñas no votan, pero también tienen derecho a la ciudad


E-mail: jairosotohernandez@hotmail.com

miércoles, 30 de abril de 2008

¿Y de los planes de desarrollo qué?



Por estos días todos los entes territoriales del país inician el proceso de elaboración de los planes de desarrollo, gran oportunidad que debe convertirse en un espacio para pensar en el escenario local nuevos caminos para alcanzar el desarrollo. Pero en el ejercicio de su elaboración se debe trabajar a tres manos: el Gobierno, la Comunidad y el Concejo o la Asamblea, con el fin que los planes de desarrollo, departamental y Distrital, sean los deseados documentos que recojan los sentires, las voces y las miradas de la sociedad atlanticense y barranquillera.


Luego de la Constitución de 1991, la planificación no es sólo una actividad técnica, sino que es ante todo un proceso político que permite construir tejido y redes sociales, al tiempo que revaloriza el ejercicio de la política, haciendo de manera practica que lo público sea realmente público, por lo tanto es urgente sacarla de las oficinas y llevarla alas comunidades.

Es una lastima que las Comisiones Primeras de Senado y Cámara de Representantes, aprobaran el retiro del proyecto que establecía el Sistema Nacional de Planificación participante para la aprobación del Plan de Desarrollo Económico y Social en los niveles territoriales: Municipio, Distrito y Departamento, complementaria de la Ley 134 de 1994 y modificatoria de la Ley 131 de 1994 y 152 de 1994, pues con él se pretendía desarrollar el principio de democracia participativa en las entidades territoriales y establecer la vinculación entre la participación ciudadana, con los compromisos adquiridos por los mandatarios elegidos y los planes de desarrollo que se aprobaran durante el período de Gobierno. Es decir, la obligatoriedad de implementar procedimientos y mecanismos para la elaboración, aprobación, seguimiento, a la ejecución, evaluación y control de los planes de desarrollo económico y social.


Se nos están venciendo los tiempos del Plan de Desarrollo

El tiempo máximo con el que contaban tanto el gobernador Eduardo Verano, como el Alcalde Distrital Alejandro Char, para la presentación del Plan de Desarrollo era el 29 de febrero, es decir los dos meses siguientes a la fecha de su posesión, tiempo en el que debió ser puesto a consideración del respectivo Consejo Territorial de Planeación, el cual tenia un mes (31 de marzo) para producir el concepto, frente al cual los mandatarios y su administración disponen de un mes (30 abril) para introducir los ajustes que consideren pertinentes.

Incorporadas las recomendaciones el Plan deberá ser sometido a la consideración de la Asamblea o Concejo según sea el caso, órgano legislativo que dispone de un mes para su aprobación (31 de mayo). Si dentro de este término no es aprobado el mandatario lo podrá aprobar por Decreto. Aunque también tiene la posibilidad de convocar a la corporación a sesiones extraordinarias.

En el departamento del Atlántico, el proceso tuvo un buen inicio con la instalación de las mesas de trabajo con la comunidad y autoridades de los diferentes municipios y posteriormente con la presentación del documento preliminar ante los diputados del departamento, aunque falta mayor grado de socialización y debate. En lo que respecta al Distrito de Barranquilla, el proceso inicio con la presentación de la llamada “Hoja de Ruta”, pero luego del anuncio inicial, el proceso parece no arrancar, a estas alturas aun no se conoce un documento preliminar el cual debió presentarse para su estudio al Consejo Territorial de Planeación el 29 de febrero, órgano consultivo que el 31 de marzo, de acuerdo a lo establecido en la ley 152 de 1994, se le vencieron los términos para hacer entrega al alcalde o gobernador de su concepto o análisis y sus respectivas recomendaciones.


Ojala, los honorables diputados y concejales, se esfuercen por convertir estos Planes de Desarrollo en un espacio para repensar y revisar procesos públicos de gobierno y los procesos esenciales para la vida de la comunidad en general, para lo cual se requiere de la participación de toda la ciudadanía, a través de la realización de talleres con la comunidad, con los gremios, con los ediles, miembros de las Juntas de Acción Comunal, en fin con todos los sectores sociales, porque en ultima se busca que la gente opine y aporte en la construcción de la ciudad y el departamento que queremos.

E-mail: jairosotohernandez@hotmail.com

viernes, 25 de enero de 2008

Una mirada al Carnaval de Barranquilla desde lo educativo


A partir de la Constitución de 1991 importantes cambios se propiciaron en los diferentes campos de la vida nacional, el sistema educativo con el cual se forma, instruye y educa a la sociedad, no fue la excepción. Los modelos pedagógicos de mayor acogida por parte de los educadores colombianos, entraron en crisis con la puesta en marcha de nuevas maneras para introducir al docente y a los estudiantes en el ámbito del conocimiento.

La educación hoy requiere que el quehacer pedagógico, dentro y fuera del sistema escolar, esté al servicio de los intereses fundamentales del hombre y la mujer, ella debe permitir a los individuos adaptarse al mundo en que viven, al tiempo que les entrega las herramientas que les permitan apropiarse de las competencias necesarias para poder participar y aportar en la transformación de su entorno.

Sin embargo, muy a pesar de los mandatos constitucionales, de la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), de la Ley de Cultura (Ley 397 de 1997), el Plan Decenal de Educación, el Plan Nacional de Cultura, de la Ley que declara al Carnaval de Barranquilla como patrimonio cultural de la nación (Ley 706 de 2001) y de la reciente declaratoria por parte de la UNESCO como obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad, nuestra máxima fiesta no forma parte del proceso educativo de colegios y universidades de la ciudad y el departamento.

Darle al Carnaval de Barranquilla una mirada desde lo educativo, poco se ha hecho, es decir, ver al carnaval como un objeto de investigación desde la escuela y para la escuela, e involucrar sus contenidos al currículo pareciera una práctica extraña y descabellada, quizá porque nos acostumbramos ha ver al carnaval sólo como diversión, desorden, ron, maicena, recocha, música y verbena, y que no valía la pena ir más allá; soslayando presencias culturales ancestrales o porque el concepto de educación que se tiene no supera el ámbito rígido de las cuatro paredes del aula de clase.

En la mayor parte de los colegios de la ciudad y el departamento, el carnaval sólo hace presencia a través de un acto cultural durante el mes de febrero, en donde los estudiantes preparan unas breves palabras acerca del Carnaval, presentan bailes, carteleras alusivas a las fiestas, grupos de música folclórica, letanías y disfraces. En otros, el proceso está más avanzado y se realiza el llamado “Carnaval escolar” consistente en la representación de los eventos significativos del Carnaval en el colegio: lectura del bando, batalla de flores o gran parada, presentación de las candidatas por curso y coronación de la realeza colegial, por parte de la Reina del Barrio o la Reina del carnaval de los niños, presentación de letanías, concursos de disfraces; lo anterior acompañado de tareas acerca de los temas de carnaval. La mayor presencia de la escuela en el carnaval se nota en los grandes desfiles, especialmente en danzas, bajo la forma de comparsas hawaianas o brasileñas, con poca presencia en las danzas tradicionales regionales.

También existe un pequeño grupo, muy aislado por cierto, de docentes y planteles educativos de la ciudad y el departamento, quienes motu proprio, ante la inexistencia de políticas públicas claras en esta materia, decidieron romper con la tradición educativa e iniciaron el interesante proceso de involucrar al carnaval como parte importante de su quehacer pedagógico cotidiano, durante todo el año escolar, llevándose el iniciatico compromiso de identidad, ante aquellos docentes incrédulos que piensan que no es posible la relación carnaval y educación.

Quizá la mayor experiencia pedagógica en la búsqueda de encontrar la relación carnaval y educación la constituye el Carnaval de los Niños, “espacio de enriquecimiento en el que niños, niñas y jóvenes, gozan la fiesta con autonomía y libertad, mientras se convierten en guardianes de la tradición folclórica y cultural”
[1], coordinado por el educador y comunicador social Julio Adán Hernández Montealegre desde el proceso de formación integral Voz Infantil – Hola Juventud.

En el Carnaval se mantienen danzas de gran tradición familiar, importantes manifestaciones musicales del Caribe, cientos de disfraces y grupos de letanías de las cuales los estudiantes y padres de familia forman parte. ¿ Por qué, entonces, no aprovechar este potencial?, sí existen estas fortalezas creativas ¿por qué la escuela le sigue dando la espalda al carnaval como objeto de investigación y conocimiento?.

Si nos decidimos a asumir al Carnaval de Barranquilla como referente formativo, sea como proyecto pedagógico, como un elemento transversal del currículo, una cátedra o un objetivo en el Proyecto Educativo Institucional, tendríamos la posibilidad de utilizar una serie de recursos intrínsecos a él, y que hasta ahora han sido despreciados en los procesos escolares y de integración de la comunidad educativa, logrando, que la educación cumpla con el rol asignado en el Plan Decenal de servir de soporte para la protección del patrimonio cultural, para lo cual El Estado desde las Secretarias departamental y Distrital de Educación y el Instituto de Cultura y Turismo de Barranquilla, deben iniciar el proceso de sensibilización y capacitación a maestros, así como la puesta en marcha desde la institucionalidad de un programa que relacione carnaval y educación.







[1] Dossier presentado para sustentar la Candidatura del Carnaval de Barranquilla ante la UNESCO, como obra maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la humanidad, Barranquilla, 2002