martes, 6 de mayo de 2008

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jueves, 1 de mayo de 2008

Por una ciudad para los niños y las niñas.





Al “Profe”
Julio Adán Hernández
Por creer en ellos.

En Barranquilla y la mayor parte de las ciudades del país y del mundo, el niño no es considerado un ciudadano. En ellas, sólo los habitantes más “fuertes” (adultos) son invitados a participar en la búsqueda de soluciones a los problemas de la urbe, mientras que los niños y las niñas permanecen “invisibles”, desconociendo que ellos son capaces de interpretar sus propias necesidades y aportar en la transformación de la ciudad.

Muy a pesar de los mandatos constitucionales, donde se deja explícito que "los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás", de la declaración de los derechos de niños/as, ratificada a través de la Ley 12 de 1990, de la recientemente promulgada Ley de Infancia y Adolescencia, y de los muchos convenios internacionales suscritos por nuestros gobernantes, la niñez y los jóvenes no son partícipes de los procesos de planificación y toma de decisiones. Se les ofrecen muy pocas oportunidades para influir en el presente y orientar el futuro.

Por eso, experiencias realizadas en Barranquilla como: el Foro de Filosofía organizado en el Instituto Pestalozzi; el Foro Jóvenes Gestores de paz desde la escuela del Colegio Metropolitano de Barranquilla, el Foro Violencia y Sociedad de la Institución Educativa Alejandro Humboltd; el proyecto de investigación ciudadana del Colegio Jorge Isaac, la propuesta de cultura ciudadana de la institución Educativa del Barrio Simón Bolívar, el Foro Estudiantil Barranquilla: pasado y presente liderado por estudiantes del Liceo Los Comuneros, y tantas otras experiencias que se quedan en el anonimato o “invisibilizadas” socialmente, son muestra “... de la fuerza de la vida que se niega a dejarse amortajar, al fin y al cabo los lideran jóvenes, niños y niñas quienes se arriesgan a soñar, diseñar y disoñar mundos posibles”.

En Barranquilla, la experiencia más sistemática y exitosa en busca de generar una cultura que reconozca al niño como ciudadano, es sin lugar a dudas Voz Infantil – Hola Juventud, proceso comunicativo – educativo orientado por el pedagogo Julio Adán Hernández, con más de 30 años de implementación, el cual se ha venido desarrollando a través de acciones comunicativas formativas, con el iniciatico propósito de aportar a un necesario cambio de actitud de la ciudadanía, frente al papel de la niñez en la sociedad actual, con la clara invitación a repensar las relaciones de ellos, con la familia, la escuela, la sociedad y los medios de comunicación.

Hacer de Barranquilla una ciudad para los niños/as, supone “construir” una ciudad segura, respetuosa del ambiente y de la vida, democrática, de libre participación, o sea una ciudad educadora, una ciudad más humana para todos, en donde niños/as y jóvenes sean sujetos plenos de derecho, protagonistas de la ciudad y priorizados en las acciones del gobierno y la sociedad.

El pedagogo italiano Francesco Tonucci afirma que: “Los niños son los que son educados; un niño es niño dentro de un proceso de educación porque será grande. Vale por lo que será. Esto es así en todos los proyectos educativos. Es decir, ayudarlo a cambiar. Es el futuro ciudadano. Esta es su condena. Porque es un futuro ciudadano, a pesar de que exista desde hace diez años...” No se trata de desaparecer el concepto de niño estudiante, sino generar conciencia acerca de la realidad de la niñez en presente, hoy y ahora. Es decir como es él hoy, con las necesidades que tiene hoy.

Se busca en última, de asumirlos como ciudadanos, con el mismo convencimiento del educador Julio Adán Hernández Montealegre, cuando afirma que ellos pueden “... romper esquemas, trabajando para demostrar que también cuentan y que con su participación son capaces de apostarle a la esencia, a la historia y a las manifestaciones significativas de su colectividad”, ellos pueden mostrarnos lo que más le falta a la ciudad, nos pueden dar pistas, ideas para las soluciones, no se trata que ellos tengan las capacidades para planificar una ciudad, quizás no tengan las competencias para solucionar todos los errores que hemos cometido los adultos, pero podemos darles el protagonismo que les corresponde como ciudadanos y usuarios de la ciudad.

Los niños no son adultos chiquitos, no. Ellos son más sensibles a las inequidades del desarrollo, sobre todo en ciudades como las nuestras, y les toca pagar un precio muy alto por el modelo de desarrollo insostenible que los adultos hemos adoptado. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, debemos dejar de asumirlos como simples víctimas inocentes de la situación actual y empezar a ser conscientes de su enorme potencial, para la creación de una ciudad mejor. Los niños y niñas no votan, pero también tienen derecho a la ciudad


E-mail: jairosotohernandez@hotmail.com