martes, 19 de marzo de 2013

Bicentenario y cultura ciudadana

Foro Caribe Siglo XXI 

(Publicado el 19 de marzo de 2013 en la página 2A del diario El Heraldo)

Pensar la ciudad

 Jairo Soto Hernández
Docente de la Universidad del Atlántico.


Próximamente Barranquilla celebrará el Bicentenario de haber sido erigida en Villa; muy a pesar de que la ciudad ha tenido otras distinciones y reconocimientos, como aquel olvidado 7 de octubre de 1857, cuando Barranquilla recibe de la Asamblea Constituyente del Estado de Bolívar la categoría de ciudad; o aquella también desatendida efemérides, del 11 de abril de 1905, fecha de creación del departamento del Atlántico, designando a Barranquilla como su capital, ratificada en 1910 con la creación definitivamente del departamento. Por último, pero de gran importancia, la fecha del 17 de agosto de 1993, cuando se eleva a Barranquilla a la categoría de Distrito Especial, Industrial y Portuario. Sin embargo, esta celebración del Bicentenario, además de lo festivo, es una valiosa oportunidad para reflexionar sobre nuestra ciudad, mirándola en el espejo de su historia. 

Son muchas las razones que tenemos para pensar la ciudad y participar activamente en la búsqueda de soluciones a sus problemas: necesitamos leer sus imaginarios colectivos y representaciones simbólicas generadoras de sentido de pertenencia, reflexionar las relaciones que la dinamizan y la complejizan, construir entre todos la ciudad que queremos, aprender a convivir en ella, soñarla y proponerla, hacerla objeto de nuestras utopías individuales y colectivas. Esta celebración debe ser punto de partida para articular las visiones de ciudad de cada uno de los sectores de la sociedad barranquillera y definir metas a corto, mediano y largo plazo, en búsqueda de una ciudad más amable, incluyente, competitiva, ambientalmente sostenible y educadora.

Un gran propósito

Víctor Herrera Michel
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico

Varios son los propósitos que pudieran mencionarse como objetivo del Bicentenario de Barranquilla, no solo para celebrar los 200 años –que ya pasaron– desde su erección en Villa, sino, sobre todo, cómo proyectarnos a los 200 que ahora comienzan y sobre los cuales sí podemos influir como sociedad. Aparte de la celebración en su día específico con espectáculos públicos y privados llenos de artistas, podríamos esperar la enunciación –por fin– de un plan estratégico o de los planes maestros de movilidad, portuario o del centro histórico, o de generación de desarrollo y empleo o de lucha contra la pobreza. Pero creemos que hay una necesidad apremiante cuya concreción debemos iniciar cuanto antes a fin de garantizar un mejor futuro. Se trata de una gran revolución en el tema de la cultura ciudadana. Esta debe comenzar mediante un propósito colectivo que, basado en los principios y valores de los barranquilleros, sepa diseñar un derrotero en donde todos tengamos que desempeñar el papel de educadores: desde los medios de comunicación, hasta los líderes de los diferentes cultos religiosos, pasando por profesores, padres de familia y dirigentes de los sectores público, privado y académico. Se trata en realidad de construir un nuevo ciudadano, capaz de convivir y progresar mediante el respeto, la solidaridad y la tolerancia.

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