miércoles, 26 de diciembre de 2012

El barrio: su historia y su gente

Con cariño al amigo Elíseo Cortina Grau


Dos razones me motivaron a tomar prestado este título, que corresponde al de un exitoso proyecto de investigación liderado por el docente y amigo Eliseo Cortina Grau en la institución educativa Helena de Chauvin del popular barrio las Nieves de la ciudad de Barranquilla, la primera brindarle un reconocimiento a través de “Cheo” como cariñosamente le decimos  al profesor Cortina, a ese grupo de maestros que lideran motu proprio procesos de investigación en la escuela con los cuales buscan la recuperación de la memoria colectiva de los habitantes del núcleo urbano básico, es decir el barrio; y la segunda resaltar los efectos positivos que tiene la indagación en los mismos ciudadanos sobre su pasado en función de que ellos configuren un discurso sobre su identidad, a partir de la consideración que la ciudad es memoria, y en ella se va acumulando la prodigiosa experiencia humana de todas las gentes que en ella han habitado.

En los últimos tiempos la ciudad asiste a un proyecto muy interesante en esta misma dirección se trata de Barrios Creativos, un Programa que viene desarrollando la Alcaldía Distrital de Barranquilla a través de su Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo con el apoyo del Parque cultural del Caribe. Ya en el pasado El Archivo Histórico del Atlántico había ensayado una experiencia similar, y más recientemente en la Alcaldía de la Localidad Suroriente, se implementó el proyecto Historia de barrios… historias de vida, en el cual se capacitó a un grupo importante de docentes y estudiantes quienes realizaron trabajos de historia local, logrando de manera parcial el propósito fundamental de recuperación de la memoria colectiva barrial.

La conciencia histórica no se construye solamente enseñando el pasado estructural, fundacional y heroico de la formación de las naciones. Se requiere un contacto más concreto con el pasado de lo más próximo a la comunidad, a partir de la identificación de los hitos culturales y económicos que expliquen la situación del presente y generen tanto orgullo, como reconocimiento de las limitaciones de la propia comunidad. Al respecto el Historiador barranquillero Jaime Álvarez Llanos afirma que: “Esto se hace más expedito cuando se involucra a los actores comunitarios a un proceso de rescate de la memoria y se pasa por la restauración de las huellas del pasado que puedan constituirse en fuentes de información histórica. Tal restauración inspira la adquisición de la conciencia documental, es decir la disposición no sólo a rescatar las huellas sino a acostumbrarse a conservar y respetar las que se rescaten y las que se van creando con el transcurrir del presente

Esta tarea no resulta nada fácil, especialmente cuando las personas en los barrios manifiestan poco respeto y valoración por documentos del pasado, los cuales son asumidos muchas veces como “papeles viejos” basura, estorbos sin valor y casos se han visto en que esos tesoros, que hubieran podido ser básicos para la investigación histórica, como soporte de una conciencia ciudadana, de una identidad local, fueron arrojados a los basureros públicos, vendidos por arrobas a pulperos y recicladores de ocasión, o lamentablemente incinerados.

Si bien iniciativas como las citadas anteriormente resultan muy importantes para la restauración de la memoria colectiva, se requieren proyectos de investigación más sistemáticos liderados por las autoridades Distritales en asocio con el programa de Historia de la Universidad del Atlántico y las instituciones educativas del Distrito, para emprender los proyectos de investigación histórica escolar con los estudiantes como investigadores de los barrios donde viven su cotidianidad, para poder así sacar del anonimato a muchos de nuestros verdaderos prohombres, esos que a pulso lograron a través de la organización y lucha la materialización de sueños colectivos barriales como la construcción de una escuela, un puesto de salud e incluso la invasión, loteo y posterior consolidación de amplias zonas de la ciudad. Esas historias de los marginados, de los que no tiene voz, de los ausentes de las páginas sociales de los periódicos de la ciudad, de los invisibilizados en el otorgamiento de medallas y condecoraciones a los personajes del año, vale la pena desenterrar, para desde sus historias de vida edificar identidad..

Sin lugar a dudas, el barrio es el escenario de la formación del ciudadano, éste comparte con la escuela y la familia las fuentes de configuración de su personalidad, sus valores y sus imaginarios. De forma tal que para que los jóvenes pobladores sean protagonistas de la definición de su propio destino, se requiere generar escenarios de integración entre la escuela y el barrio. Las historias de barrio a través de proyectos de investigación dirigidos por docentes, ejecutados por los estudiantes bajo las orientaciones de los historiadores del programa de historia de la Universidad del Atlántico e implementando metodologías como la historia oral y alternativas temáticas como las historias de vida, no sólo pondrán en contacto al docente con la comunidad aledaña a la escuela, sino que, además, propiciarán un espacio de desarrollo intelectual y académico que contribuirá al crecimiento profesional del docente y personal del estudiante, sin olvidar el aporte que este tipo de experiencias puede significar en materia de fortalecimiento del patrimonio cultural, científico, intelectual y académico de las localidades, la ciudad y la región.

jairosotohernandez@hotmail.com

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