Foro Caribe Siglo XXI: Educación y ciudadanía
Publicado en el Diario El Heraldo, Barranquilla, 28 de mayo de 2013
Menos cemento, más
educación
Por: Jairo Soto
Hernández
Docente Universidad del Atlántico
La
situación es dramática. La ciudad paga hoy el alto precio de haber apostado a
un modelo de desarrollo basado en el cemento. Pareciera que nuestros
gobernantes compitieran por el record de kilómetros de vías pavimentadas
durante su mandato. Mientras tanto, la inversión en la formación de los seres
humanos es cada vez más exigua. Nos despertamos cada día con noticias de todo
tipo: discriminación, vandalismo, drogas, reyertas, pandillas, alcoholismo,
intolerancia, mentira, miedo, robo, corrupción, y un largo etcétera, que nos
llevan a un evidente retroceso. Recogemos lo que cultivamos: una sociedad
totalmente permisiva, vacía, con prisa por conseguirlo todo, ya y ahora, sin
freno moral, sin respeto por los demás, disfrutando con el dolor ajeno, sin
disciplina. Pero, las señales que nos llegan del Estado, la familia, las
fuerzas militares, la iglesia, los medios de comunicación, la escuela y los
gremios económicos, no son las mejores; a pesar que todas estas instituciones
están llamadas a ser modelo de comportamiento, ellas enseñan a diario los
mismos males de la sociedad en general.
La
apuesta urgente es la educación. No da espera invertir en la formación de ciudadanos,
que quieran su ciudad, conscientes de sus derechos y de sus libertades
fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la
dignidad humana, capaces de conciliar sus intereses individuales con los de la
comunidad, solidarios, dueños de las destrezas y capacidades necesarias para
saber vivir y convivir. Lo anterior sólo es posible con una política pública
coherente, constante y humana, porque la valorización de la sociedad se logra
con menos cemento y más educación.
Rescatar la familia
Por: Víctor Herrera Michel
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico
Moderador permanente de este espacio de desarrollo periodístico
Un sacerdote asesinado de 17 puñaladas, una adolescente que acuchilla
a otra embarazada, dos más que se suicidan al ser reprendidos por sus
padres, profesores amenazados por alumnos o padres de familia yun joven
que apuñala a un conductor de bus porque le reclama el pasaje son hechos
aberrantes que hemos presenciado en la ciudad en las últimas semanas y
que se constituyen en síntomas de una sociedad enferma y cuyo
tratamiento no se circunscribe a ¡más policías!! Como sociedad, nuestro
deber es construir un nuevo ciudadano cada vez más responsable,
tolerante y participativo. Pero para ello debemos llegar a la célula
esencial que es la familia. Y es allí donde radican los primeros
problemas. Factores como la pobreza extrema, el hacinamiento, la
discriminación social y la falta de oportunidades y de sitios de
esparcimiento y recreación unidos al consumo de alcohol, la drogadicción
y los embarazos a muy temprana edad están formando un círculo vicioso
en torno a lo que era antes la familia y que hoy es un cúmulo de
antivalores que redundan en el comportamiento ciudadano. Es momento de
hacer un alto en ese afán mezquino y desaforado de conseguir dinero y
fama para enfrentar la descomposición social de nuestras familias. Es la
hora de un plan de salvamento. ¡Ojalá no sea tarde!